lunes, 18 de febrero de 2008

El mate por dentro

“El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse”.

Así comienza un texto copipegado en casi 10.000 páginas de diferentes sitios, que define muy bien todo lo que se desarrolla en torno al mate, pero que tiene algunas piecitas que más valdría la pena reconsiderar, como que cada sitio que lo reproduce le toca algo para que se adapte al sitio en donde se está publicando.

La primera es que se refiere a un país en particular ("En este país") cuando todos sabemos, o deberíamos saber, que el mate es costumbre de varios países de la región. Hay una frase más adelante que empieza con "Este es el único país del mundo en el que..."... No es así.

El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo.

Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es 'hola' y la segunda '¿unos mates?'. Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian.

Encuentro un poquito sexista la inclusión de las frases "mujeres charlatanas y chismosas" y "hombres serios o inmaduros". ¿Qué no alcanzaba con poner "personas"? Charlatanas, chismosas, serias...

Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara. Manyas y Bolsos ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno. Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos.

Si lo encuentras en un sitio argentino leerás "Peronistas y Radicales", perosi lo encuentras en un sitio uruguayo, vas a leer "Manyas y Bolsos" o "Blancos, Colorados y Frenteamplistas", ("Frentistas y de los otros", "Rosaditos o Frentistas" en algún sitio más radical), cada uno tratando de que su publicación sea suya.

Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes.

Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.

Dígame una cosa: ¿Ud. sabe lo que quiere decir "esquenuncito"? En Google se encuentra esa palabra... en relación a este texto.

Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates.

¡Este parece que siempre conoció personas en su casa, en el estado, de camping o en un plenario!... ¡¡Vamos!!... Mi abuelo era matero a más no poder y no tomaba mate con extraños. Del pelo que fueran. ¡No nos hagamos tampoco los espléndidos!

La gente pregunta, cuando no hay confianza: -'¿Dulce o amargo?'. El otro responde: -'Como tomes vos'.

Acá ya estamos mostrando la hilacha... Quien toma mate dulce sin prurito ninguno es el argentino. El uruguayo toma mate amargo, y muy ocasionalmente mate dulce, así que a la pregunta "¿Unos mates?" (que siempre se hace, por supuesto... ¿o Ud. nunca tuvo acidez y tuvo que responder que no?) no le sigue ninguna contrapregunta... Una costumbre que he conocido en algunas personas, es tomar de mañana mate dulce, y de tarde mate amargo, así que ahí la aclaración vale, por parte de quien ofrece. Porque un uruguayo que esté por tomar mate dulce, siempre aclara.

Los teclados uruguayos tienen las letras llenas de yerba. De nuevo... depende del sitio te vas a encontrar con uruguayos o argentinos. No he encontrado otros sitios que tengan este texto.

La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.

Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular.

Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí.

El día que un chico pone la pava (pava = caldera, términos argentino y uruguayo, respectivamente) al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera. Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solo. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por adentro hay revoluciones.

El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores... Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. La charla, no el mate. Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y es la sinceridad para decir: "¡Basta, cambiá la yerba!".

Es el compañerismo hecho momento.
Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, " ¿está caliente, no?"
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir "Gracias", al menos una vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.